Los japoneses cuentan con un abanico de narrativas inmenso, entre los cuales destacan el anime y su fiel compañero, el manga. Aunque los veteranos ya reconocen bien qué distingue a uno del otro, aún existen personas que no logran diferenciarlos. Como un héroe sin capa, Diegético se dispone a resolver las dudas de su público.
Empecemos por lo primero:
Animación al estilo japonés
Nos remontamos al siglo XX, época en la que Disney se posicionaba como rey indiscutible de la cinematografía. Dicha empresa, influenció en la forma en la cual Japón creaba historias; uno de los primeros cortos animados lleva por nombre Fragmento Matsumoto (1907 – 1911), mismo que se descubrió en Kito en el 2005.
A este le siguieron otros con una duración mayor, como lo es Manakura Gatana, un clip de cuatro minutos que sigue de cerca a un samurái que adquiere una catana sin filo. No obstante, los títulos mencionados todavía no reflejaban el estilo de animación que caracteriza al género.
¿Cuándo surge el anime?
Fue hasta mediados los 90 que la palabra «animación» comenzó a transformarse en auténtico «anime», es decir, en representaciones propias de Japón. Una de las casas productoras que más impacto tuvo en esto fue Estudios Tomei, empresa creada en 1958 que estrenó el proyecto Koneko no rakugaki (Graffiti de un gatito) para definir las características de dicho arte.
Godzilla, Japón bajo el terror del monstruo, sentó las bases para construir personajes con rasgos propios de los artistas nipones. Este monstruo sirvió para simbolizar el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, así como el desastre nuclear más trágico de la humanidad provocado por la bomba de Hiroshima y Nagasaki.
En 1960 se avistaron subgéneros como el «Mecha» (robots gigantes), del cual se desprendió Iron Man 28, Mazinger Z y Gundam, mismos que se relacionan con objetos mecanizados, tales como los androides, vehículos y armas, elementos explotados a profundidad por la ciencia ficción.
Manga, un antecedente más del anime
El término manga hace referencia a las historietas provenientes de la nación del sol, mismo que fue propuesto por Hokusai Katsushika, pintor destacado del movimiento ukiyo-e. Su traducción proviene de dos kanjis: man (informal) y ga (dibujo), lo que puede resumirse literalmente en «dibujos informales» o «garabatos».
¿Cuándo surgió el manga?
De acuerdo con datos históricos, se cree que dichos cómics nacieron en 1790, fecha en la que se detectó la llegada de occidentales a la isla. Con el paso del tiempo, el arte gráfico japonés del siglo XI se fusionó con las expresiones artísticas que llegaron del otro lado del mundo, lo que tendría un peso mayor en el ámbito del entretenimiento.
El siglo XIII significó el primer vestigio de lo que conocemos como el manga actual: él Choju-giga, es una serie de grabados que mostraban animales antropomórficos de manera satírica. Éstos yacen bajo el templo budista Kozan-Ji en Kioto y se cree que su autor podría ser Toba, sacerdote que encabezó la secta Tedai.
Como dato curioso, dibujantes modernos copiaron la técnica del también astrónomo con el fin de reproducir el efecto de movimiento que se percibe en las piernas.
Rumbo al siglo XV y XVI comenzaron a utilizarse todo tipo de soportes para trasladar la idea del mangaka, así la madera se transformó en un lienzo para exponer temas eróticos y cosmológicos. Para finales del XVII se empezaron a producir masivamente novelas ilustradas que impulsaron a la industria por su bajo precio.
Como última mirada al pasado, recordamos a Osamu Tezuka, mejor conocido como el abuelo del manga, genio que innovó las historietas al incluirles efectos cinematográficos, el uso de onomatopeyas y la construcción de hilos argumentales que estudiaran a profundidad la entelequia de los protagonistas.
Diferencias entre manga y anime: ¿Hermanos o completos desconocidos?
Para entender cómo es que dichos conceptos se complementan, se tiene claro que el anime hace uso de los softwares para crear imágenes animadas que dan vida a una serie; éste también suele inspirarse en las premisas descritas por un manga.
Justamente por ello es que las historietas son mucho más antiguas que las producciones animadas de origen asiático. La principal tirada de los cómics asiáticos se concentra en dibujar escenarios en blanco y negro.
Sus formatos son diversos, empero, suelen venderse por tomos. Es decir, existen revistas que reúnen más de un capítulo en un ejemplar único que se vende de forma semanal (los artistas generalmente publican un episodio por semana).
Uno de los rasgos más llamativos de éste, es la forma en la cual se lee, puesto que los renglones se descifran de izquierda a derecha (lo opuesto a lo que ocurre en Occidente).
Otra particularidad es que no los consume un público específico, como sucede con One Piece o Caballeros del Zodiaco, programas cuyos espectadores principales son adolescentes o niños (aunque esto no es una regla).
Con respecto al anime, también se explota el aspecto musical, puesto que cada trama cuenta con un opening (tema de entrada) y ending (tema de salida) para ilustrar la esencia de los acontecimientos. Por lo regular cambian conforme se avanza de temporada.
Es imposible negar que actualmente estos dos trabajan simultáneamente con el fin de expandir el universo narrativo de nuestros héroes y villanos predilectos. La transmedia les ha permitido evolucionar conforme la humanidad exige nuevos métodos de consumo cultural. Sin duda, ambos son un deleite para los corazones orgullosamente frikis.
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